El oscuro escándalo de Sigmund Freud

Sigmund Freud es una de las figuras más importantes para la psicología moderna. Sin embargo, el largo camino hacia ese reconocimiento social resultó tortuoso. En los albores del siglo XX, más allá de su natal Austria era un desconocido. El neurólogo padecía serios problemas económicos por la hiperinflación que acarreó la Primera Guerra Mundial a Austria y Alemania. No sólo le resultaba complicado mantener a su familia, también estaba en riesgo la promoción del movimiento psicoanalítico.

padre del psicoanalisis(1)

Problemas económicos de Sigmund Freud.

La situación se agravó tanto, que muchos pacientes abandonaron las extensas terapias de psicoanálisis que ofrecía, pues eran incapaces de pagarlas. En 1909, realizó una gira por los Estados Unidos en un intento por llevar su psicoanálisis a nuevos territorios. Freud logró elevar su perfil profesional, pese al escepticismo de los estadounidenses que tergiversaban la pureza de sus teorías.

El austríaco siempre temió que su psicoanálisis se “americanizara”. Sobre todo, porque en aquella época los estadounidenses se mostraban conservadores y puritanos cuando se trataba de sexualidad. De hecho, Freud llegó a rechazar jugosas ofertas para realizar otras giras y conferencias en los Estados Unidos. Y es que le preocupaba la “notoriedad” involucrada en los temas que abordaba.

Aunque llevó al inglés muchas de sus obras, continuamente peleaba con Edward L. Bernays (su publicista y sobrino) por el tema. Psicólogos prominentes, como G. Stanley Hall, elaboraron introducciones para sus libros. Sin embargo, pasarían mucho años antes de que Sigmund Freud alcanzara la independencia financiera. Y esta situación pudo influir en el peculiar caso de Horace Westlake Frink.

Sigmund Freud y Horace Frink.

Horace Frink es uno de los primeros discípulos que Sigmund Freud encuentra en los Estados Unidos. Además de escribir uno de los primeros libros sobre psicoanálisis, Morbid Fears and Compulsions, fundó la Sociedad Psicoanalítica de Nueva York. Como parte de su formación en el psicoanálisis, en 1921 viajó a Viena para que su propio “maestro” lo evaluara.

Horace Westlake Frink
Horace Westlake Frink.

Sin embargo, Frink realmente tenía problemas pues sufría de episodios depresivos y un comportamiento hipomaníaco. Probablemente, en la actualidad le hubieran diagnosticado un trastorno bipolar. Pese a esto, Freud lo convirtió en su principal discípulo estadounidense. Precisamente, en ese curso de psicoanálisis se reveló un escándalo en vías de desarrollo.

La aventura de Horace Frink y Anjelika Bijur.

Horace Frink tenía esposa y dos hijos. Sin embargo, sostenía una aventura con una de sus ex pacientes: Anjelika Bijur. Hablamos de una mujer neoyorkina, acaudalada y casada con Abraham Bijur (un hombre mucho más grande que ella). Naturalmente, la posibilidad de romper ambos matrimonios por aquella aventura resultaba aterradora para los amantes. Especialmente para Frink, pues el divorcio significaba perder a sus hijos.

Entonces, Horace Frink y Anjelika Bijur se hicieron pacientes de Freud en un intento por evitar el divorcio. Irónicamente, es precisamente lo que les aconsejaría Sigmund Freud. El neurólogo pasó por alto los episodios depresivos de Frink y la posibilidad de que fuera un psicótico al borde del abismo. De hecho, Freud se enfocó en sus problemas de frustración sexual.

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Partiendo de que la historia de Frink involucraba grandes pérdidas emocionales, como la muerte de su madre por tuberculosis cuando era un niño, Freud concluyó que Frink era inconscientemente homosexual. Era uno de los temas favoritos del médico austríaco, pues con muchos de sus pacientes varones se enfocó en la homosexualidad inconsciente y el complejo de Edipo.

El escándalo oculto de Sigmund Freud.

No sólo recomendó a Frink divorciarse de su esposa, también le dijo a Bijur que se separara de su marido. Llegó a advertir a Frink que podría desarrollar problemas homosexuales si no hacía lo que le aconsejaba. La enorme fortuna de Anjelika Bijur (pagó por su terapia y la de Frink) terminó nublando el juicio de Freud.

En un giro del destino, el escándalo mediático que habría resultado de la recomendación de Freud se resolvió a la perfección. En 1923, la esposa de Horace Frink muere de neumonía. Es tema de debate si el trauma del divorcio con su esposo contribuyó a su estado. Mientras tanto, Abraham Bijur pereció de cáncer en mayo de 1922. Y pasó a mejor vida completamente enojado con Frink por arrebatarle a su esposa.

La muerte de Bijur resultó extremadamente afortunada para los intereses de Freud. No sólo resolvió lo del divorcio con Anjelika, también frenó la campaña mediática de desprestigio que Bijur emprendió contra el austríaco. Poco antes de morir, Bijur escribió una carta denunciando a Sigmund Freud con la intención de publicarla en varios periódicos de Nueva York.

Sigmund Freud foto a color

Aunque el documento jamás salió a la luz, es muy probable que arruinara la reputación de Freud. La denuncia de Bijur habría ilustrado ante los estadounidenses al médico austriaco como nada más que un charlatán.

El dinero y la ética de Sigmund Freud.

El estado mental de Horace Frink siguió empeorando, probablemente por la culpa que le producía la muerte de su primera esposa. Aunque se casó con Anjelika el 27 de diciembre de 1922, su mente siguió derrumbándose hasta llevarlo a una institución mental. Finalmente, Anjelika se divorció de Horace en 1925.

Durante la catastrófica relación, Sigmund Freud siguió apoyando tanto a Horace como a Anjelika para financiar el movimiento psicoanalítico. En una carta de 1921 dirigida a Frink, el médico austríaco sugiere que la negativa a reconocer su propia homosexualidad se relacionaban con una necesidad de contribuir al fondo psicoanalítico de Freud.

Cuando Anjelika le notificó que su matrimonio con Frink se caía a pedazos, Freud envió un telegrama diciendo: “lo siento mucho. El tema donde fallaste es el dinero”. Tras recibir el mensaje, Anjelika abandona el movimiento psicoanalítico y se siente personalmente traicionada por su médico.

Recuperación de Horace Frink.

Bajo la terapia de Adolf Meyer, su antiguo mentor, Frink volvió a la cordura al grado de recuperar la custodia de sus hijos. Y se desempeñó como un padre funcional durante años. Pese a su deseo de regresar al ámbito profesional, Frink terminó expulsado de la Sociedad Psicoanalítica Estadounidense. En esta decisión influyó Freud, alegando que perdió la confianza sobre su capacidad como psicoanalista.

Sigmund Freud

Frink y sus hijos dependían del dinero que heredaron de su primera esposa. Además, el acuerdo de divorcio que pactó con Anjelika rindió ciertas utilidades. Aunque más tarde volvería a casarse, Frink sufrió una recaída agravada por una enfermedad cardíaca grave. Tras un último brote de psicosis, murió del padecimiento cardíaco a los 53 años.

Horace Frink terminó completamente desilusionado del psicoanálisis, pero seguía estimando a Freud. Cuando le preguntaron por él poco antes de su muerte, Frink mencionó que era un gran hombre, “independientemente de que inventara el psicoanálisis”.

Negligencia histórica.

Sigmund Freud encontró en el colapso mental de su alumno y paciente la justificación a sus fobias antiamericanas. Como Frink resultó elegido para liderar el movimiento psicoanalítico en Estados Unidos, su inestabilidad mental reforzó la desconfianza de Freud sobre los estadounidenses.

En 1924, durante una entrevista, Freud señaló: “mi intento de proporcionarles un gerente en la persona de Frink, que tan tristemente renunció, es lo último que haría por ellos”. De forma totalmente conveniente, el médico austríaco pasó por alto su papel en la destrucción del primer matrimonio de Frink y su posterior fracaso.

Afortunadamente para la reputación de Sigmund Freud, los detalles más escabrosos del caso no verían la luz sino hasta décadas después de su muerte.

Muchos dicen que el juicio de Freud se perdió ante la necesidad de conseguir un mecenas para su movimiento. Incluso tuvo suerte con la muerte de Abraham Bijur, pues se salvó del escarnio público sobre su papel en la ruptura de los matrimonios. Al final, parece que Sigmund Freud no aprendió la lección sobre la urgencia de separar sus necesidades financieras de la práctica clínica. En 1920, durante esa búsqueda desesperada por financiamiento, tomó rumbos por demás extraños.

El horroroso episodio con Horace Frink y Anjelika Bijur es la negligencia ética más grave en la prestigiosa carrera de Sigmund Freud. Aunque el médico austríaco estaba lejos de alcanzar la reputación de la que gozó en el siglo XX, esa fama jamás se habría consolidado si este caso hubiera llegado a la opinión pública. Un trágico final de vida terminaría por pasar factura.

4 comentarios en “El oscuro escándalo de Sigmund Freud”

  1. Conociendo a varios psicólogos desde edades tempranas se da cuenta uno que muchos no son ni buenas personas, ni son éticos, ni saben guardar secretos, es más muchos son psicólogos por no haber quedado en otra carrera y «para ocuparse en algo» terminan siendo eso. Obvio hay unos buenos, que ayudan a las personas a salir adelante pero son garbanzos de a kilo que casi siempre ni siquiera son psicólogos.

  2. Independientemente del caso, parece que ni idea hay que tener para opinar que el psicoanálisis es una «pseudociencia» y creer que la teoría se limita a Freud.

  3. Freud, todo un charlatán, junto a su pseudociencia de psicoanálisis.
    Cuánto daño le hizo al mundo. Solo nos queda sacar lo mejor de esto.

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