Tengo 36 años y mi novia, Carolina, es un año menor. La relación lleva 2 años y considero que somos felices. De hecho, pensaba proponerle matrimonio en el futuro próximo. El único inconveniente es la constante comparación que hace con su ex novio, Marcos. Además de ser molesto, ya empieza a herir mis sentimientos. Siempre que me equivoco en algo, ella dice que Marcos jamás cometería un error tan básico.
Sé que iniciaron su noviazgo en la adolescencia y mantuvieron la relación por más de 10 años. Pero, debe dejar de compararme con su ex. En varias ocasiones le he suplicado que se detenga, pero ella simplemente me ignora. Esto me genera la sensación de que estoy haciendo las cosas mal. La situación empezó a afectar mis nervios, por lo que decidí organizar un encuentro entre los tres y dejarla que decida con quién desea estar.
A sabiendas de que el domingo llegaría temprano, decidí que era el día perfecto para la reunión. Marcos y yo estábamos en el comedor cuando ella entró. Pude notar la enorme impresión en su rostro al verlo. Cuando se desmayó, supe que era Marcos con quien deseaba estar. Por el bien de todos decidí hacerme a un lado y dejar que disfrutaran de su amor.
Llevé el cadáver putrefacto de Marcos de vuelta a la tumba y, antes de cerrar el ataúd, recosté cuidadosamente a Carolina encima de él. Mientras echaba tierra a la fosa para que nadie se percatara de que la profané, escuché unos gritos. Era ella, inmensamente feliz por reunirse con el amor de su vida. Aunque me dolió la separación, prefiero no entrometerme en el verdadero amor.
Un giro de tuercas totalmente inesperado, historia corta y efectiva
Hasta ñañaras me dieron, se me enchinó la piel, jajaja, ¡qué buena historia! ¡Felicidades!
¿Qué?, no bueno que psicópata, no esperaba el final, excelente historia…