Sabemos que el fin de una relación amorosa puede resultar sumamente estresante desde una perspectiva psicológica. Sin embargo, también afecta directamente a la salud física, especialmente cuando se es hombre. Así lo concluyó una investigación publicada en el Journal of Epidemiology & Community Health donde participaron 4 835 voluntarios. En resumen, solo los hombres manifestaron un vínculo entre niveles de inflamación elevados y una vida amorosa accidentada.
La premisa general es que cuando combinamos varias relaciones fallidas o largos periodos de soledad, surge una inflamación de bajo grado en el organismo. Los participantes eran hombres y mujeres daneses de un grupo etario entre los 48 y 62 años de edad. Sin embargo, el vínculo antes referido solo se observó en los masculinos.
Siendo más específicos, cuando un hombre experimenta dos (o más) fracasos amorosos o pasa siete (o más) de los 26 años de vida adulta en soledad aparece un vínculo con la presencia de marcadores inflamatorios CRP y IL-6. Aquellos varones que experimentaron más rupturas amorosas a lo largo de sus vidas manifestaban niveles hasta 17% más elevados. Mientras quienes conservaban su soledad registraron excesos del 12% en comparación con el grupo de control.
El divorcio y la soledad como factores de riesgo para la salud.
Karolina K. Davidsen, coautora del estudio, señala que esta conclusión está en sintonía con una línea de investigaciones que analiza el impacto del divorcio y los años de soledad en la salud. “Resulta particularmente evidente en los hombres. Y todavía no está claro porque ellos experimentan esto de forma tan distinta a las mujeres. Manejamos la hipótesis de que los varones, a nivel de salud, resulten más beneficiados que las mujeres en un matrimonio. Entonces, el divorcio representaría un mayor riesgo de decadencia”.
Davidsen también nos recuerda que los hombres son más propensos a manifestar comportamientos extremos tras el fin de una relación amorosa. Tales como el exceso en el consumo de alcohol o una alimentación de menos calidad. Además, está el hecho de que para muchos el matrimonio representa un escudo emocional. Algunas estimaciones sugieren que 6 de cada 10 hombres consideran a su cónyuge el principal apoyo social.
Volviendo al tema de la inflamación, existen estudios que apuntan a un vínculo enorme entre ésta y las emociones. Por ejemplo, el miedo se ha asociado con una actividad inflamatoria más severa. También la tristeza o ira, que van de la mano con valores inflamatorios elevados. Y es algo peligroso pues, a final de cuentas, una inflamación crónica acarrea consecuencias extremadamente negativas que derivan en enfermedades como el cáncer o la diabetes.
Además del curioso vínculo, los investigadores encontraron que los hombres con una educación formal más extensa que vivían solos presentaban niveles más altos de ambos marcadores inflamatorios, fenómeno inexistente en las mujeres. Dichos marcadores se recolectaron y midieron con muestras sanguíneas.
No es cierto ya cualquier cosa la quieren pasar con perspectiva de género.
¿En qué te basas para decir que no es cierto?