A inicios de mes, la reconocida publicación científica Annals of Internal Medicine divulgó los resultados de un estudio que está generando demasiada polémica entre los profesionales de la salud. Y es que el grupo de científicos, a diferencia de lo que recomienda la mayoría de regímenes nutricionales vigentes, aseguran que comer carne roja o procesada en exceso no es malo para la salud. El equipo fue todavía más allá, postulando una serie de directrices para dicho hábito.
Una revisión a las directrices vigentes sobre el consumo de carne.
En resumen, concluyeron que no existen una asociación estadísticamente significativa entre el desarrollo de enfermedades cardíacas, diabetes o cáncer y el consumo de este tipo de alimento. Durante la investigación se revisó una docena de estudios en los que participaron más de 54 mil voluntarios: «no sólo se trata de otro estudio, son revisiones sistemáticas de alta calidad, dando como resultado recomendaciones que consideramos mucho más transparentes, sólidas y confiables», señaló Bradley Johnston, uno de los autores del artículo.
El equipo obtuvo estos resultados aplicando un método de revisión de estudios científicos denominado GRADE (Grading of Recommendations Assessment, Development and Evaluation). Es un tipo de revisión que proporciona mayor solidez a un tipo de investigación denominado ensayo clínico aleatorizado (ECA) y que no suele emplearse en los estudios observacionales.
Hablamos de dos métodos distintos de investigación, que se hace muy necesario comprender para llegar a entender por qué esta publicación ha generado tanta polémica. Por ejemplo, tomemos como referencia un estudio que evalúa la eficacia de un medicamento.
Ensayo aleatorizado.
Durante un ensayo aleatorizado, los participantes se dividen en dos grupos sin el conocimiento de los voluntarios. Mientras a un grupo se le suministra el fármaco en cuestión, el otro recibe un placebo. Tras determinado lapso, los voluntarios que continúan en el estudio se vuelven a evaluar para analizar su evolución.
Si en el grupo que recibió el medicamento se observa un cambio considerable en la condición o enfermedad respecto a aquellos que ingirieron el placebo, se concluye con seguridad que el fármaco es efectivo.
Estudio observacional.
En un estudio observacional el método es muy distinto. En este caso, los participantes no se dividen ni pasan por situaciones específicas, sino que se evalúan de acuerdo a sus hábitos. Por lo general, los participantes son evaluados al principio para que los investigadores tengan información sobre sus hábitos, y se les da seguimiento durante determinado período de tiempo.
Cuando este periodo llega a su fin se obtienen resultados, de los cuales se elaboran conclusiones. Se denomina estudio observacional porque, como su propio nombre lo sugiere, se basa en la observación de determinados parámetros y no se modifican los hábitos de los participantes. Un gran porcentaje de las investigaciones en el área de la nutrición son estudios observacionales, y hay un motivo para esto.
La metodología de investigación en nutrición.
Cuando se habla de un régimen alimenticio, un estudio observacional es ideal pues no induce a los participantes a realizar prácticas específicas, simplemente registra hábitos y hace comparaciones. La falla de esta metodología radica en que, muchas veces, no se consideran hábitos y factores que pueden modificar los resultados. Por ejemplo, cuando se analiza el vínculo entre el consumo de carne y la salud cardiovascular, los investigadores podrían no lograr medir el peso de hábitos determinantes como el tabaquismo, contaminación y un estilo de vida sedentario.
Johnston y su equipo se apoyan en este argumento para cuestionar las directrices vigentes sobre el consumo de carne, y es que la mayoría de los estudios se basa en este método de investigación. El investigador explica que la intención de su equipo no es poner en ridículo a las ciencias de la nutrición, después de todo «podría manifestarse un beneficio al reducir la ingesta de carne roja o procesada, y las personas deben saberlo». Por otra parte, «podría no representar ningún beneficio, es algo que se desconoce», señala Johnston.
El rechazo de la comunidad científica al estudio.
Renombrados investigadores en la comunidad científica se están organizando para rechazar las conclusiones del presente estudio. Frank Hu, de la Universidad de Harvard, mencionó durante una entrevista que el problema con aplicar el método GRADE en evaluaciones de esta naturaleza es que fue desarrollado principalmente para evaluar investigaciones relacionadas con fármacos. «Es algo problemático e inapropiado aplicar el GRADE para evaluar los estudios nutricionales».
De hecho, Hu y varios colegas emitieron un comunicado donde repudian el estudio encabezado por Johnston. «Estas nuevas directrices no tienen justificación, pues contradicen la evidencia generada a partir de su propio metaanálisis», escribió el equipo de Harvard.
Elizabeth Klodas, cardióloga y miembro del grupo de nutrición American College of Cardiology, menciona que esta investigación contribuye a sembrar la duda en los pacientes, lo que podría resultar muy peligroso. Además, mencionó que «estas conclusiones no son las de la comunidad médica. [Los investigadores] fueron selectivos con los estudios que incluyeron y el peso que les otorgaron».
¿Sesgo o cuestión moral?
Al postular que no existe razón para disminuir el consumo de carne, Johnston y compañía no tuvieron en cuenta cuestiones muy discutidas en nuestros días, como el perjuicio al medio ambiente o el bienestar animal. Una cantidad considerable de estudios ha venido advirtiendo sobre las graves afectaciones que produce la industria ganadera en el calentamiento global, y es que el ganado bovino es responsable por una gran cantidad de las emisiones de metano en el mundo, además de ser una de las principales razones para la deforestación. Se dice que la producción bovina tiene un impacto, en el medio ambiente, cinco veces mayor que la del pollo o puerco.
Teniendo estos aspectos en consideración, el equipo responsable del estudio declaró que son «solidarios con el medio ambiente y el bienestar animal». De hecho, mencionaron que varios miembros de la investigación «eliminaron o redujeron el consumo de carne roja y procesada por estas dos razones».
El consenso es claro: comer carne roja y/o procesada es perjudicial.
Aunque parezca una excelente noticia para los fanáticos de la carne asada, la mayoría de especialistas alrededor del mundo hacen énfasis en que debemos controlar el consumo de carne roja y/o procesada. La directora del World Cancer Research Fund International, Giota Mitrou, señaló que exagerar en el consumo de estos alimentos puede ser un hábito arriesgado.
«El mensaje que las personas necesitan recibir es que no debemos comer más de tres porciones de carne roja a la semana, y evitar por completo las carnes procesadas», señaló la especialista. De hecho, son las mismas directrices que maneja la Organización Mundial de la Salud.
No es la primera ocasión en que una investigación realizada por Johnston (y publicada en el Annals of Internal Medicine) genera tanta polémica. Hace un par de años divulgó una revisión en la que cuestiona la calidad de los análisis referentes al consumo de azúcar.
La publicación resultó muy polémica pues, según NPR, la investigación recibió el financiamiento del International Life Sciences Institute (ILSI) una organización sin fines de lucro que ha sido vinculada a las grandes empresas del sector alimenticio. La organización respondió a la agencia de noticias que el trabajo no tenía como objetivo disminuir la importancia de la ciencia. «La intención del artículo era investigar de forma específica la calidad de los métodos y evidencias existentes», señaló Eric Hentges.
Como si alcanzara para comer carne más de dos veces por semana. Maldita pobreza
Ni p*edo. Ya estoy acostumbrado al pollo, maldita pobreza.
me comere unos taquitos de tbone en lo que leo esto
Los resultados del estudio dependen de quien los haya financiando, si fueron los ganaderos obvio que hablaran bien de consumir carne, si fue alguna organizacion como PETA obvio que hablaran mal, en fin que cada quien decida que comer al final de cuentas cada uno sabe que le hace bien y que no
Excelente artículo y muy interesante cuestionamiento. Creo que es completamente aceptable utilizar un método alterno al que se ha estado usando y del cual se conocen áreas de oportunidad
(observación). A fin de cuentas, son muchos los casos en donde algo diseñado para 1 cosa termina siendo útil en muchas otras aplicaciones y este puede ser el caso para este tipo de estudios. También debe estar separado de temas ambientales puesto que eso no tiene nada que ver con el análisis en sí, es natural que la conclusión pueda ser contradictoria pero a fin de cuentas hay que poner ambas cosas sobre la balanza.