Imagina cómo era la vida en el pasado, hace unos mil años. En la Inglaterra normanda, la época de los grandes castillos tuvo comienzo a partir del año 1066, con el fortalecimiento del feudalismo de importación. En clases aprendimos que en este sistema político la nobleza era poseedora de una porción de tierra concedida por el rey donde se contaba con servidumbre propia (los vasallos).
Comúnmente, los señores feudales levantaban castillos donde sus vasallos cultivaban la tierra y criaban animales. También estaba presente el clero, que establecía las reglas del lugar valiéndose de la doctrina católica. Pero en la práctica, ¿cómo era vivir en un castillo medieval? ¿Cómo estaban distribuidos sus servicios?
La estructura básica de un castillo medieval.
Comencemos por lo esencial, por la organización estructural básica de los castillos. Estas partes podían variar entre un castillo y otro, pero generalmente cada castillo tenía los siguientes componentes.
Capilla: era el lugar sagrado al interior del castillo. Desde estas capillas el clero se encargaba de adoctrinar la religión católica a cada uno de los habitantes del lugar.
Salón principal: era el lugar más lujoso de todo el complejo, donde tenían lugar los banquetes que la nobleza ofrecía en eventos especiales a sus invitados.
Patios internos: las festividades principales tenían lugar en estas zonas, pues permitían la libre circulación de los asistentes y se encontraban despejadas de animales como caballos y cerdos que se alimentaban en el atrio exterior.
Barbacana: un muro de protección que servía de soporte a la muralla perimetral. Era más bajo que la fortificación principal y el sitio donde se situaba la primera línea de defensores del castillo.
Foso: pocos eran los castillos que contaban con un foso natural, por lo que se hacía necesario construir uno de forma artificial. En estos casos, como el agua se estancaba y los desperdicios se vertían sobre el cuerpo de agua, ya te puedes imaginar el olor.
Torres: las torres redondas significaban un punto fundamental para la defensa del castillo, pues eran mucho más seguras que las edificaciones cuadradas. Al levantarse por encima de la muralla ofrecían una visión amplia de la región y zonas ideales de disparo para los arqueros del ejército.
Portón: de nada servía un foso extenso y unas torres altas si la entrada principal era de fácil acceso. Por eso, la mayoría de los castillos contaba con portones muy elaborados, con varias puertas y, a veces, con el famoso puente levadizo.
Establo: los caballos eran el medio de transporte más veloz en aquellos tiempos así como un medio de comunicación, además resultaban imprescindibles en batalla. Por esto, cada señor feudal que se respetara requería de un número elevado de estos animales y de un lugar propio para su crianza.
Cocina: el tamaño de la cocina en un castillo era equivalente a su importancia en la zona. En estos lugares era posible atestiguar un flujo incesante de vasallos preparando alimentos para una multitud de personas.
Panadería: además de una cocina, era frecuente que los castillos contaran con una panadería propia donde se producía el alimento básico de sus habitantes. Adjunta a la panadería, la mayoría de los castillos situaba una cervecería – y esta bebida eran tan importante en el Medioevo que la nobleza solía contratar a alguien de confianza para administrar la producción.
¿Cuántas personas vivían en un castillo medieval?
Para empezar bien con el tema resulta de vital importancia saber quiénes habitaban el castillo. Además del señor feudal, su esposa e hijos, entre 100 y 150 vasallos habitaban las construcciones de la fortificación. Esta es una estimación hecha por el sitio Exploring Castles, donde se tomó como base el castillo de Goodrich, a unos 200 km de Londres.
Entre los siervos era posible encontrar a los jardineros, comerciantes, criadores de caballos, soldados, tejedores, caballeros, escuderos, carpinteros, tesoreros y, evidentemente, a los cocineros.
Lord y Lady
Un título de Lord y uno de Lady situaban a cualquier persona en el punto más alto de la jerarquía medieval. Estas personas se encargaban de hacer que el castillo funcionara. Sin embargo, los señores feudales generalmente pasaban su vida viajando – particularmente a las metrópolis, como Londres, donde debatían estrategias militares y otros asuntos políticos.
En ausencia del “mandamás”, el castillo rebosaba de tranquilidad. Era la esposa la encargada de tomar las riendas y lograr que todo se mantuviera en pie. Ella y el Lord eran los únicos que tenían una habitación privada en el castillo – y era común que se designara a alguna de las torres para cumplir con esta función. A veces, la Lady contaba con una habitación particular, solo para ella.
Una vida sin privacidad.
Para el resto de los mortales en el castillo, la vida no era nada fácil. Pese a la aparente organización del lugar, además de los señores feudales casi nadie contaba con una pizca de privacidad.
Algunos de los habitantes vivían en villas al exterior del castillo. Se trataba de pequeñas cabañas hechas de adobe, con techo de paja y raramente equipadas con ventanas. Los animales de los vasallos también habitaban dentro de estas rusticas construcciones.
Uno de los problemas más grandes en el cotidiano medieval era el frío. Como inicialmente los castillos se construyeron de piedra, eran terriblemente gélidos. Además, también eran oscuros, pues las ventanas se hacían pequeñas para no comprometer la estabilidad estructural de la construcción.
No fue sino hasta varios siglos después del inicio de la Edad Media que se empezó a extender el uso de las chimeneas, como una forma de ofrecer un poco más de comodidad a los habitantes del castillo. También en este lapso las técnicas de construcción se fueron perfeccionando, permitiendo ventanas más grandes, lo que facilitaba la entrada de la luz solar y el calor.
Alimentos.
Alimentarse era punto y aparte. Solía consumirse un montón de carne en los castillos – y había para todos los gustos: jabalí, pavo, cisne y el cerdo podían encontrarse en los platos de las personas. Acompañaban la carne con una diversidad de piezas de pan y empleaban las manos como “utensilios”. También era común consumir vegetales frescos.
El agua se servía en puntos específicos del castillo. Generalmente se colocaba una cisterna en algún punto elevado con conexiones que llevaban el líquido hasta lugares más bajos. También contaban con pozos desde donde se extraía el agua del subsuelo.
El baño.
Este lugar representaba una de las mayores dificultades a la hora de vivir en un castillo. En nuestros días contamos con inodoros, sistemas de drenaje, descarga de agua, papel higiénico y toda una serie de facilidades para deshacernos de nuestros desechos corporales. Pero en aquella época el proceso era muy diferente.
Para empezar, no se tenía noción de la relación existente entre una estructura elemental de saneamiento y la salud. En otras palabras, a las personas no les preocupaban sus desechos, y la verdad es que no les importaron durante mucho tiempo, lo que llevaba a una extrema falta de higiene durante la Edad Media. Solían hacer sus necesidades en pozos que daban a lado exterior del castillo o en el foso que lo circundaba. Como el agua se estancaba, el hedor era espantoso.
Un pequeño detalle: en aquella época, los baños no eran para nada “privados”, pues todo el mundo tenía la oportunidad de verte mientras hacías tus necesidades o hasta sentarse al lado durante el proceso de descarga.
El calabozo.
En muchas novelas modernas, los escritores tienen cierta manía por “romantizar” los calabozos. Sin embargo, la mayoría de los castillos ni siquiera contaba con estos lugares para mantener a los prisioneros. En aquella época no era común castigar a las personas con prisión (5 cosas cotidianas ampliamente aceptadas, pero muy recientes).
Al paso del tiempo, se entendió que podría resultar “interesante” para un señor feudal mantener prisioneros en su propiedad. Pero esto tardó mucho en concretarse. Cuando los calabozos aparecieron, tenían que ser seguros y estar aislados para mantener confinadas a las personas.
Deporte, entretenimiento y eventos culturales en un castillo medieval.
La vida en un castillo puede parecernos muy aburrida; sin embargo, era bastante agitada. Por ejemplo, en el salón principal se ofrecían banquetes a la nobleza y espectáculos de danza, teatro y recitales de poesía. Con toda seguridad era un lugar donde se podía pasar algunas horas cultivando la mente.
Por supuesto, la permanencia en este sitio dependía de la jerarquía en el castillo. Cuanto más poder, mejor el asiento y la localización. Los más influyentes contaban con una zona “VIP” frente al salón.
El deporte principal era la cacería pero, a medida que pasó el tiempo, se fueron integrando prácticas como las justas que eran contempladas con gusto en los castillos medievales. Para aquellos caballeros menos violentos era posible divertirse jugando backgammon o ajedrez.
muy papu v:
me ha servido de mucho .gracias.
Que incomodidad y todo el mundo viendo el trasero al aire y cuando tenias puesto la armadura y cuando estabas con esos enormes vestidos si eras mujer ? increíble ni puertas tenia cualquiera podía entrar y verte. ¡PLOP! me encantaría leer más muy interesante.
=D T.Q.M EL QUE HIZO ESTO A MI ME PUSIEROM
es bueno aunque hubo partes que no entendi.
amm el sexo tmb era importante en esa epoca… los señores feudales disponian de las esposas de los vasallos para poder efectuar el derecho de pernada cuando estos lo querian (osea co..jerse a las mujeres las veces que ellos quisieran), ademas traian consigo a muchas prostitutas en forma de doncella que satisfacian sus placeres sexuales, y la «lady» era la mas pu..ta de todo este rollo, co..gia con los soldados, con los vasallos y hay textos medievales que aseguran que sostenian relaciones con caballos y perros.
y yo pensando que los fosos tenian cocodrilos…
Lo que tenina en cacadrilos….
viendo la foto del «baño» si no se te espanta con los mirones te da un aire polaco
muy buena info ampliada de un reportaje anterior, aqui una imagen de como era un castillo por dentro
copien y peguen y cambien las t por w
ttt.stephenbiesty.co.uk/jpegs/bigCastle.jpg
Gracias