Caso McKinnon, el hacker que infiltró los archivos sobre OVNIs de los Estados Unidos

El artículo de hoy no tiene nada que ver con un caso específico de avistamiento OVNI. Hablaremos del caso McKinnon, que relata la historia del hacker Gary McKinnon, quien se infiltró en las computadoras de las fuerzas armadas de los Estados Unidos y de la NASA.

Durante los ataques, este hombre habría descubierto archivos e informes sobre extraterrestres, situación que terminó por desatar una guerra de declaraciones conflictivas entre el hacker y el gobierno estadounidense.

Gary McKinnon es un ciudadano británico acusado de haber ingresado ilegalmente a 97 computadores de las fuerzas armadas de los Estados Unidos y de la NASA, en el transcurso de 13 meses, entre febrero de 2001 y marzo de 2002.

Las autoridades de los Estados Unidos le imputan cargos por haber eliminado archivos críticos del sistema operativo y por haber derribado 2,000 computadoras de la red del ejército en el área de Washington durante 24 horas, así como haber eliminado registros del armamento de la Marina y perjudicado un total de 300 computadoras de la base naval. También se le acusó de copiar información y contraseñas a su propia computadora, lo que en total sumaba un perjuicio para el estado americano de US $700,000 dólares.

Sin embargo, McKinnon negó todas estas acusaciones por parte del gobierno norteamericano, pero, en una entrevista para la BBC, dijo que sí obtuvo acceso a los archivos gubernamentales que muestran la existencia de tecnología anti gravitacional, energía libre y que el gobierno de aquel país realmente capturó extraterrestres, valiéndose de la ingeniería inversa para construir más naves. McKinnon afirmó haber visto una fotografía de “algo que no fue hecho por el hombre” y “en forma de cigarrillo” situado sobre el hemisferio norte, como se puede leer a continuación:

“Encontré una fotografía en alta definición de un objeto masivo en forma de cigarrillo sobre el hemisferio norte. Quedé tan impactado con la foto que no pensé inmediatamente en guardarla. El tamaño del archivo era tan grande que me resultó difícil visualizarlo en mi computadora. Finalmente perdí la conexión, y la imagen”.

Más tarde, cuando McKinnon tuvo acceso a los archivos confidenciales de la U.S. Space Command, descubrió varios términos navales, tales como “transferencia de escuadrón para escuadrón”, relacionados con oficiales no terrestres. Declaró: “Encontré una lista con los nombres de los oficiales… sobre el encabezado se podía leer ‘Oficiales No Terrestres’. Esto no significa pequeños hombres verdes. Creo que significa que sus bases no se encuentran en la Tierra. También encontré una lista que se titulaba ‘transferencia de escuadrón para escuadrón’, y una lista con nombres de naves. Hice una investigación. Ninguno era el nombre de algún navío de los Estados Unidos. Lo que vi me hizo creer que ellos tenían algún tipo de nave espacial”.

El misterioso descubrimiento de McKinnon comienza a dejar en claro aquello que fue revelado por el presidente los Estados Unidos, Ronald Reagan, en su diario presidencial. El 11 de junio del año 1985, Reagan escribió: “Almuerzo con cinco renombrado científicos espaciales. Fue fascinante. El espacio realmente es la última frontera y algunos de los desarrollos en la astronomía, etc., son como ciencia ficción, pero son reales. Aprendí que la capacidad de nuestro autobús espacial es tal que podríamos poner en órbita a 300 personas”.

Este comentario de Reagan resultó revelador, ya que el autobús espacial fue presentado hasta hace muy poco y solo puede cargar, como máximo, 8 personas y solamente se construyeron cinco para el vuelo espacial. Aunque las cinco unidades estuvieran completamente cargadas, sería imposible mantener a 300 astronautas en órbita.

¿Habría revelado el presidente la existencia de un programa espacial ultra secreto que podía enviar a cientos de astronautas a la órbita terrestre? Según decenas de testigos militares y corporativos, sí.

McKinnon también habría descubierto informes sobre lo que podría ser un escuadrón altamente secreto de naves del tamaño de un portaviones, que operan en el espacio sideral.

El gobierno de los Estados Unidos solicitó innumerables veces la extradición de McKinnon en los últimos 10 años, con la intención de que fuese juzgado por sus crímenes cibernéticos en los Estados Unidos, ya que el propio hacker admitió haber invadido las computadoras de las corporaciones militares de los Estados Unidos y la NASA. Sim embargo, la extradición fue bloqueada por la Secretaria del Interior, Theresa May.

De ser extraditado, McKinnon podría enfrentar una pena de hasta 60 años en prisión. Incluso se expresó la preocupación de que pudiera ser enviado a Guantánamo.

“El Sr. McKinnon es acusado de un crimen grave. Pero tampoco hay dudas de que está seriamente enfermo”, dijo Theresa May a la Cámara de los Comunes.

“Sufre del síndrome de Asperger, y sufre de una enfermedad depresiva. La cuestión jurídica ante mi persona ahora es si la gravedad de esta enfermedad es suficiente para detener la extradición. Tras una cuidadosa consideración de todo el material relevante, concluí que la extradición del Sr. McKinnon daría margen a un alto riesgo de suicidio…”, agregó la Secretaria.

Esta fue la primera vez que el Reino Unido intervino para bloquear una solicitud de extradición de los Estados Unidos. La noticia fue celebrada por la abogada de Gary, Karen Todner.

“Estoy satisfecha con la decisión de la Secretaria del Interior de no extraditar a Gary McKinnon. Es la decisión correcta después de todos estos años”, publicó en Twitter.

McKinnon todavía está propenso a un juicio en el Reino Unido, pero May dejó esa decisión en manos del Director del Ministerio Público, Keir Starmer.

El ex consejero de la Casa Blanca, David Rivkin, calificó la decisión de «ridícula».

Este caso divide opiniones entre teóricos de la conspiración, ufólogos y escépticos respecto a los temas extraterrestres, e intensifica aún más el debate entre los grupos. Para algunos, que los Estados Unidos hagan todo ese proceso legal de extraditar al hacker significa que pretenden “poner fin” a cualquier posibilidad de que McKinnon haya salvado alguna información durante la infiltraciones que realizó al sistema. Otros se limitan a afirmar que dichos datos no existen, y que McKinnon inventó las historias en un intento por ganar la simpatía de los grupos que ahora lo defienden.