Mario Moreno, conocido mundialmente como Cantinflas, no solo brilló en el cine de oro mexicano por su talento y carisma. Reza la leyenda sobre una peculiar obsesión de la artista: su anhelo de conocer a una sirena. A pesar de su fama y fortuna, este deseo lo llevó a vivir una experiencia extraordinaria. En un bar de la Ciudad de México, conoció a un enigmático personaje llamado Carlos Lorenzo Hernández, quien se convertiría en el catalizador de su sueño.
Tras compartir con él su secreto más profundo, Hernández le ofreció una piedra y le sugirió que comprara una mansión al borde del mar en Acapulco. Con la riqueza acumulada en su carrera, Cantinflas adquirió la propiedad con facilidad y comenzó a cumplir las extrañas instrucciones del misterioso hombre.
La mansión, construida a su medida, incluía diversos elementos marinos y una estatua de Cantinflas mirando hacia el océano. La leyenda sostiene que, al completar estas tareas, el actor podría ver a las sirenas en la playa a las 2 de la mañana. Este deseo se convirtió en realidad cuando, según cuentan los que han sido testigos, no solo vio una sirena, sino varias. A partir de ese momento, la mansión se transformó en el escenario de fiestas exclusivas donde las sirenas eran las invitadas especiales.
Las sirenas en la mansión de Cantinflas.
Años después de su fallecimiento en 1993, la mansión de Cantinflas quedó deshabitada y deteriorada. A pesar de los intentos de su familia por venderla, la propiedad sigue vacía. Algunos locales afirman que cada madrugada, a las 2 am, se pueden ver sirenas nadando en la piscina del actor. Esta leyenda ha atraído a turistas y curiosos que desean explorar el lugar donde Cantinflas vivió sus sueños más extravagantes.
La mansión no solo representa un capítulo importante en la vida del comediante, sino también un punto de encuentro entre la realidad y la fantasía. Los murales que adornan sus paredes cuentan historias de criaturas marinas y reflejan la fascinación del actor por el mundo mitológico. Aunque actualmente se encuentra en ruinas, el lugar se mantiene como símbolo del legado cultural que dejó Cantinflas. Su historia continúa viva entre quienes creen en lo sobrenatural y quienes simplemente buscan un vistazo al pasado glorioso del cine mexicano.
La conexión entre Cantinflas y las sirenas ha trascendido el tiempo, convirtiéndose en parte integral del folclore local y poco a poco alcanzado el grado de leyenda. La figura del actor sigue inspirando relatos sobre su vida y sus sueños inalcanzables, manteniendo viva la leyenda de un hombre que tuvo todo, incluso el placer de conocer a una sirena.