Algunas cosas que nunca debes decir a tu esposo

Las discusiones son inevitables en una relación. El mayor problema no es la discusión en sí, pues puede resultar hasta saludable, el verdadero problema es la forma en que lidiamos con esta. Cuando discutimos terminamos por entrar en un estado de nerviosismo constante y lo único que deseamos es ganar la discusión, ¿no? Es entonces cuando olvidamos la verdadera razón de la discusión y es ESTO lo que debemos evitar. Y para salir victoriosos, generalmente terminamos jugando sucio utilizando palabras que harán daño a nuestra pareja.

Antes de seguir con el artículo tengo que explicar que la intención no es ser machistas. Lejos de eso, tanto los hombres como las mujeres saben muy bien cómo sacar de sus casillas a sus parejas. Hoy le tocó a los hombres, quizá otro día sea una publicación que se refiera a las mujeres. Una vez enteradas de esto (sobre todo tú Diana) sigamos con el tema, pues no todo en el mundo es machista o feminista.

Lo que debes saber es que lo que se dice en una discusión, con la cabeza caliente, no puede tomarse en consideración. Cuando tu novia/esposa empieza a decir cosas que lo único que te provocan son ganas de llorar y ponerte en posición fetal, intenta ser racional y reorienta la conversación hacia un lado productivo. Acuérdate que no hay nada mejor que la “reconciliación” en la cama después de una pelea 😉

En seguida, te presentamos una lista de las cosas que nunca debes decir a tu pareja.

Te pareces a tu padre.

Esta es la frase más cruel que existe. En este momento lo único que provocara la mujer en su marido es que recuerde los defectos de su padre y que los potencialice. Y peor aún: le acaba de decir que no es más que una copia, carente de toda personalidad.

¿Cuándo vas a encontrar un nuevo empleo?

Muchas parejas terminan separadas a causa de los problemas económicos. Es triste, pero es la realidad. Muchos hombres aún conservan aquella postura del Proveedor del Hogar. Cuando la mujer utiliza este tipo de argumento quiere hacer pedazos justamente ese papel, dejando en evidencia que está siendo un pésimo proveedor.

Mi madre me dijo que harías esto.

Ahí viene la suegra. Cuando se utiliza este argumento, significa que la mujer ve al hombre como un ser predecible y que tiene de su lado a personas que están en contra de él. Una forma vil de intimidación.

Déjalo, lo haré por mi cuenta.

Esto nos afecta por partida doble, pues demuestra que no tenemos capacidad para cuidar de nuestra familia e insinúa que no hacemos las cosas de forma correcta.

“Tú siempre…” o “Tú nunca…”

Esto prepara el escenario para un argumento dramático. Cuando se emplean generalizaciones como «siempre» y «nunca», el argumento suele ser falso, e indica que el marido ni siquiera hace un esfuerzo mínimo. Esto abre la puerta para que empiecen los dimes y diretes, especialmente una vez que se empiezan a citar ejemplos de momentos en los que esas generalizaciones no eran ciertas.

Por favor cuida a los niños. Pero no hagas esto, los lleves aquí u olvides esto…

Te está diciendo en la cara que eres incapaz de cuidar de tu pequeño Padawan. Es decir, que no estás listo para ser padre.

La intención aquí es mostrar que en una discusión no hay ganadores y tampoco perdedores, y que el respeto es lo que debe prevalecer siempre. Cuando se llega el momento en que golpeas a tu pareja, prácticamente se está poniendo fin a la relación. Y eso último va para las mujeres también. Se racional a la hora de discutir. La discusión puede resultar muy saludable y todos pueden terminar aprendiendo algo de ella.