Nuevas investigaciones concluyen que el agua de lluvia está contaminada por sustancias químicas cuya concentración excede los límites de seguridad. Principalmente, se trata de agentes sintéticos empleados en la fabricación de espuma ignifuga, sartenes antiadherentes y ropa impermeable. Se les denomina “químicos eternos”, pues persisten por años en el medio ambiente.
El agua de lluvia está contaminada con PFAS.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Estocolmo, en Suecia, advierte que es de “vital importancia” restringir el uso de estos químicos. Pues los riesgos para la salud son demasiados. Se les conoce como sustancias perfluoroalquiladas (o PFAS, por sus siglas en inglés), que se han popularizado en los últimos años.
Unos 4,500 de estos compuestos se encuentran en toda clase de objetos usados en la vida cotidiana. Desde los adhesivos, el papel, la tinta y hasta los empaques de alimentos. En el estudio, publicado hace algunos días en la revista Environmental Science & Technology, los investigadores analizaron la presencia de las PFAS en el agua potable.
En múltiples ocasiones, mediante la detección de cuatro de estas sustancias químicas, el equipo constató que: los niveles de PFAS en el agua de lluvia a nivel global “exceden en demasía” a los recomendados por los Estados Unidos. Por si fuera poco, el análisis de suelo también reveló que existe una contaminación generalizada en todo el mundo.
El agua de lluvia ya no es potable en ninguna parte del mundo.
Los investigadores concluyeron que la humanidad ya superó una frontera. Pues no existe algún lugar seguro en el planeta donde se pueda evitar el contacto con dichos químicos. “Ya no estamos en un lugar seguro […] estos productos químicos se encuentran por todas partes”, señaló Ian Cousins, autor principal del estudio.
“No digo que vayamos a morir por sus efectos. Sin embargo, llegamos a un punto donde no podemos vivir en ningún sitio del planeta con la certeza de que el ambiente es completamente seguro”, agregó. Aunque la presencia de PFAS en el medio ambiente es motivo obvio de preocupación, existen algunas advertencias.
Muchos de los niveles seguros vigentes solo son de referencias. Es decir, no existe marco legal alguno que asegure su aplicación. Mientras tanto, otros expertos consideran que no debemos emprender una cruzada contra estos químicos hasta demostrar que representan un riesgo para la salud humana.
Sustancias perfluoroalquiladas.
Hasta ahora, diversas investigaciones vinculan a las sustancias perfluoroalquiladas con un mayor riesgo de desarrollar diversos tipos de cáncer. También se les asoció con problemas de fertilidad y retraso en el desarrollo temprano cuando los niños eran expuestos a dichas sustancias. Por otro lado, en otras investigaciones no se detectó relación alguna entre enfermedades y PFAS.
“El agua de lluvia está contaminada con niveles mucho más altos que los criterios de calidad ambiental. Esto significa que, eventualmente, veremos un impacto estadísticamente significativo de estos productos químicos en la salud humana”, señala el químico ambiental Crispin Halsall, de la Universidad de Lancaster.
“¿De que forma se manifestará? No estoy seguro, pero con el tiempo lo veremos. Pues excedemos las concentraciones que pueden causar algún daño”, agrega Halsall. Uno de los pocos países que tomó medidas contra las PFAS es Países Bajos. En 2018, redujo los limites para las concentraciones máximas permitidas. Una medida que interrumpió el 70% de los proyectos de construcción que implicaban la remoción del suelo. Pero, tras una serie de protestas terminó reculando y flexibilizando la norma.
El estudio prevé que ese tipo de flexibilización también se aplique a los parámetros para la contaminación del agua. Básicamente, el gobierno “hará lo mismo con las advertencias de agua potable en los Estados Unidos, pues las normas son técnicamente inviables”. Y no es porque la evaluación del riesgo esté equivocada. Sino porque, desde una perspectiva económica, es “imposible aplicar cualquiera de estas directrices”, sentencia Cousins.
Ya valimos maiz, si no nos extinguimos por el calentamiento global, nos extinguiremos por la micro-contaminación persistente que nos está afectando a nivel genético.