Con seguridad, en algún punto de tu vida hiciste frente a una intoxicación alimenticia, un virus o hasta una infestación parasitaria. Aunque se trata de padecimientos que generan un profundo malestar, diarrea y vómito, muchas de estas enfermedades son superadas a través de una adecuada alimentación y una buena hidratación.
Sin embargo, algunos parásitos y bacterias patógenas pueden llegar a causar verdaderos estragos en nuestro organismo. Y lo peor es que muchos de estos agentes perjudiciales se transmiten por el agua o alimentos contaminados. Por eso es que los profesionales de la salud hacen tanto énfasis en vigilar aquello que comemos y bebemos. Si sueles cuidar los alimentos que consumes, los siguientes puntos te servirán para mantenerte aún más alerta (o paranoico).
1 – Triquinosis, directo a la lengua.
La triquinosis es una enfermedad causada por un parásito nematodo llamado Trichinella spiralis comúnmente encontrado en los cerdos, la enfermedad suele transmitirse a través de la carne porcina mal cocida. Una vez que se instalan en los intestinos, las larvas del parásito ingresan al torrente sanguíneo y suelen alojarse en las células musculares estriadas, como aquellas presentes en la musculatura de la lengua, donde proliferan formando grandes grupos.
2 – Amebiasis, perforando el intestino.
La amebiasis es una enfermedad parecida a la diarrea del viajero, un padecimiento de índole bacteriano muy común en aquellos turistas que visitan países como Indonesia y la India. Ambas enfermedades se adquieren comiendo o bebiendo alimentos contaminados con materia fecal, pero la amebiasis tiene consecuencias más devastadoras.
Una ameba llamada E. histolytica es la culpable de esta enfermedad que generalmente ingresa a través del tracto digestivo en forma de un diminuto huevecillo. Conforme atraviesa el entorno ácido estomacal se induce su transformación a una forma amebiana que rápidamente se divide en ocho trofozoítos, también amebianos. En esta fase, la enfermedad lanza un ataque contra la mucosa que reviste al órgano y puede llegar a perforar la pared intestinal, donde empieza a secretar enzimas que pueden romper las proteínas del tejido.
Una vez que la pared intestinal se disuelve lo suficiente, las amebas pasan a alimentarse del moco resultante y empiezan a reproducirse de forma descontrolada. La enfermedad, que requiere de un tratamiento con antibióticos, puede ser llevadera o extremadamente dolorosa cuando el cuadro clínico se agrava. Las estimaciones apuntan a que el padecimiento es el principal responsable por aproximadamente 100,000 muertes cada año.
3 – Criptococosis, hasta la médula.
El Cryptococcus neoformans es un hongo esparcido por todo el mundo que puede encontrarse en la propia tierra, conocido popularmente como hongo de la paloma, animal que funge como transmisor a través de su excremento. Si necesitas una razón extra para lavar adecuadamente frutas y legumbres antes de comerlas, aquí la tienes.
El hongo puede ingresar a tu organismo a través del sistema respiratorio, en forma de una nube de basidiosporas que invaden pulmones y vías respiratorias. En la etapa inicial la enfermedad se manifiesta con una tos seca, a continuación aparece la fiebre y los dolores de cabeza muy intensos. El hongo empieza a diseminarse y a liberar toxinas en el torrente sanguíneo.
Con el paso del tiempo, el hongo termina extendiéndose al sistema nervioso central, generando levaduras a lo largo de la médula espinal que se abren camino hasta el tronco cerebral. Una vez que alcanza este lugar el hongo pasa a las meninges, las delicadas capas de tejido que recubren el cerebro. A partir de aquí la infección interviene en los procesos neurológicos causando fotofobia, alucinaciones, náuseas y encefalitis.
4 – Ciguatera, alterando la temperatura.
Aquellos peces que bioacumulan ciguatoxina son los responsables de una intoxicación alimenticia conocida como ciguatera. La ciguatoxina se produce en un tipo de plancton dinoflagelado, mismo que es consumido como alimento por diversas especies marinas, incluidos los peces.
Cuando una persona ingiere un pez contaminado, la toxina entra en acción en tan sólo un par de horas produciendo cólicos y náuseas. En ocasiones, la intoxicación se limita a estos síntomas y la persona logra recuperarse con rapidez. Sin embargo, en los organismos vulnerables la toxina puede migrar al sistema nervioso, provocando mareos, hormigueo y falta de aire.
En los casos más graves se presenta una falla general en los procesos neurológicos. Sin embargo, uno de los síntomas más extraños de la enfermedad es la reversión que provoca frente a la percepción de la temperatura: las superficies heladas parecen calientes y viceversa.
5 – Salmonela, de los huesos a la pus.
La salmonella es una de las bacterias patógenas más conocidas en todo el mundo, frecuentemente está presente en alimentos mal cocidos y huevos. Por lo general las afectaciones se enfocan en el sistema digestivo, generando diarrea, vómito y dolor, síntomas que se extienden a lo largo de varios días pero con el tratamiento adecuado ceden de forma espontánea.
Sin embargo, las cosas se ponen serias cuando la salmonela decide dar un paseo por el cuerpo, migrando del sistema digestivo hacia los huesos y la médula, provocando una condición conocida como osteomielitis. Generalmente, estas bacterias se dirigen a los huesos de la pierna donde existe un buen suministro de sangre.
En los huesos, ejércitos enteros de glóbulos rojos llegan para intentar eliminar la amenaza y empiezan a liberar enzimas que rompen las células, transformándolas en fluidos. Como resultado aparecen grandes bolsas de pus donde antes había hueso. A partir de aquí la salmonela no logra sobrevivir, pero los estragos en el cuerpo ya están hechos.
6 – Criptosporidiosis, destrozando los intestinos.
La criptosporidiosis es una infección de parásitos generalmente provocada por beber agua contaminada o consumir alimentos no desinfectados correctamente. Esta enfermedad es causada por un protozoario del filo Apicomplexa, del género Cryptosporidium, y suele alojarse en el sistema digestivo. Los protozoarios ingresan al cuerpo en forma de quistes microscópicos que después eclosionan en los intestinos.
En este lugar se adhieren a las vellosidades – pequeños tentáculos que revisten la pared interior del intestino y se encargan de absorber los nutrientes de los alimentos que consumimos – y empiezan a corroer el tejido hasta que lo dejan completamente liso, generando una intensa diarrea y pérdida de las enzimas digestivas.
En aquellos individuos con un sistema inmunológico normal la enfermedad puede tener un efecto leve, apareciendo en forma de gastroenteritis con vómitos y diarrea, la cura sucede de forma espontánea. Sin embargo, en aquellas personas con un sistema inmunológico débil, como los enfermos de SIDA, la infección se vuelve mucho más violenta y puede conducir a la muerte.
No manches… me dio ñañaras nomás con buscar en Google Imagenes.
Una razón más por las que ésta semana no voy a consumir carne de cerdo.
De ahora en adelante, revisaré adecuadamente la carne de éste animal.
En la 5 dice «ejércitos enteros de glóbulos rojos» , no son blancos?
No porque regularmente los blancos van acompañando a los globulos rojos.
Usualmente, la sangre cuando fluye hacia un tejido dañado, los globulos rojos transitan libremente mientras que los blancos van formando una barricada (se acumulan) hasta que atacan la herida o infección.
En las heridas se forman costras (o cáncer) y en las infecciones se atacan bacterias o virus.
Creo que ya no comere en el puesto de doña pelos
Aterrador articulo! Gracias Hery es un buen material para las capacitaciones de Buenas Prácticas porque a veces no comprendemos el alcance de un alimento contaminado.