La sabiduría popular dice que el dinero no trae la felicidad. Y peor aún: en algunos casos pareciera que es el origen de las desgracias así como también de una mala suerte más allá de lo comprensible. Estos son los casos de personas que terminaron ganando la lotería, el golpe de suerte con el que la mayoría de los mortales sueña, pero en lugar de vivir un hermoso sueño sin preocupaciones todo se les convirtió en una horrenda pesadilla.
1 – Jack Whittaker.
Un empresario estadounidense llamado Jack Whittaker ganó uno de los premios más grandes de la lotería en los Estados Unidos y después de eso experimentó una serie de tragedias, traiciones, robos y muertes.
La Powerball es una de las loterías que goza de mayor popularidad entre la comunidad estadounidense. Un billete tiene un costo de apenas dos dólares y hay nueve formas de ganar. Sin embargo, para hacerse con el premio mayor, el jugador tiene que acertar cinco números (de una total de 59) y un extra (de entre 35). El día 24 de diciembre del año 2002, el empresario Jack Whittaker probó su suerte y adquirió el billete con los números 05, 14, 16, 29, 53 y el extra 07.
La mañana de Navidad Whittaker recibió la noticia de que se había llevado el premio individual más grande entregado en el país hasta la fecha: alrededor de US$ 315 millones. Un día después se le vio dando entrevistas a diversos programas de televisión con una sonrisa incontenible en el rostro y su particular sombrero vaquero. Dijo que su primera acción tras recibir el dinero sería donar un 10% a la caridad y constituir una fundación para asistir a niños desprotegidos.
Como era un hombre razonablemente exitoso, Whittaker tomó su primera mala decisión de forma totalmente precipitada. En lugar de recibir el premio en una plazo dividido de 30 meses (como se acostumbra), decidió retirarlo todo de una sola vez. Así, el descuento y los impuestos del gobierno se llevaron más del 60% del premio. El hombre se quedó con “tan solo” US$ 113 millones.
El afortunado Whittaker empezó a gastar de forma desmedida. Mandó a su esposa en un viaje por Israel, compró un automóvil Mitsubishi Eclipse para su nieta de 17 años y obsequió una casa de US$ 123 mil, una camioneta Dodge Ram y US$ 50 mil a la mujer que le había vendido el billete de lotería. Incluso llegó a considerar adquirir un helicóptero, pero nunca lo llevó a cabo.
Tras aproximadamente un año disfrutando de los placeres de sus millones, la suerte le cambió. Cierta noche en un club de striptease, unos ladrones se llevaron US$ 545 mil de su camioneta (por qué quien no anda con tal cantidad de dinero en el carro, ¿verdad?). En el 2004, le volvieron a robar US$ 200 mil. ¿Puedes adivinar dónde estaba? Así es, en un club de bailarinas exóticas.
Deprimido después que su esposa le solicitara el divorcio, Whittaker se entregó al mundo del alcohol. Después, acudió a la policía pues los ladrones le habían vaciado la cuenta. Pero el hombre aún tenía posesiones y el amor de su nieta, Brandi, a la que entregaba una semanada de US$ 2 mil.
Influenciada por el novio, la nieta empezó a usar el dinero para comprar drogas. En 2003, el chico murió de sobredosis en la casa de Whittaker. Pocos meses después murió la nieta. En el sepelio, Whittaker dijo que le hubiera gustado “romper el billete premiado”.
En 2007, Whittaker fue a prisión por conducir bajo los efectos del alcohol. Ya se había acabado todo el dinero, incluso lo que había acumulado como empresario. Actualmente debe responder a dos demandas judiciales: una por acoso sexual y otra por emitir US$ 1.5 millones en cheques sin fondo.
2 – William Post III.
Tras una vida de muchas dificultades, la suerte de un hombre estadounidense llamado William Post III cambió en 1988. Ganó US$ 16 millones en la lotería del estado de Pensilvania. Y, como era de esperarse, empezó a comprar todo aquello que deseaba. Dos semanas después de recibir la primera parte anual de la fortuna, y sin saber pilotar, el sujeto compró un avión.
También adquirió un garaje lleno de automóviles usados y, para ayudar a sus hermanos, les financió un restaurante y varios otros negocios. Tres meses después de entregado el premio, William ya debía más de US$ 500 mil. Un año después, se fue a vivir a una mansión y se alejó de su familia.
En ese tiempo, la policía descubrió un plan para asesinarlos a él y su esposa. Lo más lamentable fue que su propio hermano había contratado al mercenario. Pretendía quedarse con todos los futuros pagos de la lotería. Y para empeorar las cosas, una exnovia lo demandó alegando tener derecho a una parte del premio.
Después de intentar vender lo que le restaba del premio para pagar sus deudas, las cosas se vinieron abajo para Post. Fue detenido tras dispararle a uno de sus acreedores. Murió en el año 2006 debido a una insuficiencia respiratoria, dejando a su séptima esposa viuda y a nueve hijos de su segundo matrimonio. “Todo mundo sueña con ganar dinero, pero nadie piensa en las pesadillas que eso trae”, decía.
3 – Keith Gough.
Cuando su esposa, Louise, ganó el equivalente a US$ 9 millones en el año 2005, el británico Keith Gough decidió dedicarse a disfrutar de la vida. Abandonó su empleo, se compró una casa lujosa y, por aproximadamente US$ 300 mil, rentó un palco en el estadio del Aston Villa para ver a su equipo de fútbol favorito.
¿Quién diría que el trabajo le hace tanto bien a la salud? El aburrimiento llevó a Gough al alcoholismo, lo que terminó con su divorcio en el año 2007. En una clínica de rehabilitación, el hombre conoció a un estafador que lo convenció de invertir en diversos negocios fantasmas. Todo ese estrés, sumado a su problema con el alcohol, terminó matándolo de un ataque cardiaco en 2010. Por lo menos, no murió en la pobreza. Al momento de su muerte aún tenía alrededor de US$ 1 millón.
4 – Billie Bob Harrell Jr.
Billie Bob Harrell Jr. era un sujeto de 47 años que se dedicaba a fabricar toberas para mantener a su esposa y tres hijos. Su suerte cambió en 1997 cuando ganó US$ 31 millones. Decidió recibir el pago en partes anuales y, con el primero, se mudó a Hawái, compró autos para sus amigos e hizo grandes donaciones a la caridad.
Debido a esa fama de hombre caritativo, la gente no dejaba de importunarlo con sus problemas. Para quedar bien con todas esas personas, negoció con una empresa que “adelantaba” los pagos de la lotería a cambio de un alto porcentaje de interés. Terminó perdiendo el control. En menos de un año se dejó de su esposa y, ya en 1999, lo encontraron muerto. Aparentemente se suicidó. “Ganar la lotería fue lo peor que me pasó”, llegó a contarle Billie a un asesor financiero.
sindo sensato e inteligente no tiene porque pasarte eso, ojala me tocara un buen premio a mi, ch-i-n-g-a, saldia de mis deudas, y ahora si sabria invertir el dinero
como consejo, invertir el dinero en cosas o inversiones que ustedes conoscan, si tu ramo es o esta relacionado con juguete, no vayas corriendo a invertir en cosas como joyas de lo cual no conoces ni m-a-d-r-e-s
no pos ta cabron
Lo malo de los juegos de azar, suponiendo que fueran legalmente aleatorios, es que cualquiera puede ganar, es decir así como puede ser un empresario «que supiera manejar ese ingreso extra», también puede ser juan de la calle que con un billete de 200 se emociona y va corriendo al oxxo a gastarlo en cheve.
A lo que voy, nadie puede asegurar que «eso no me pasará a mi» porque está comprobado que una emoción tan fuerte como es ganar un premio, trastorna químicamente hasta al mas sensato.
En resumen, jueguen loteria, melate, etc, pero no como «inversión» o modo de vida, solo por diversión y si ganan, no lo gasten, no lo divulguen, no lo presuman y no cambién su estilo de vida de golpe o tarde o temprano aparecerán muertos, secuestrados o con decenas de nuevos parientes y amigos que no conocían antes.
Ahh y me faltó, no se vuelvan filántropos si nunca lo han sido, porque para serlo también hay que saber administrar los recursos, sino terminarán regalando todo y quedándose mas pobres que antes de ganar el premio.
Muy buena moraleja Rob
Excelente reflexión y excelentes consejos. Saludos y felices fiestas.
«Hasta cuando uno tiene en abundancia, su vida no resulta de las cosas que posee».
Lucas 12:15