13 hermosas orugas toxicas que deberías evitar

En la naturaleza, una de las cosas que más rápido se aprenden es que si algo “parece” muy colorido y llamativo, probablemente es toxico y tiene un sabor desagradable, o ambas cosas a la vez. Las siguientes orugas son todas coloridas, y por una buena razón: es un aviso gentil de que son toxicas y que, consecuentemente, deberías alejarte.

1 – Oruga peluche.

La más peluda de las orugas, pertenece al género Podalia y parece el animal perfecto para tener como mascota. Pero, el simple hecho de tocarla te garantiza la sorpresa de tu vida.

Una serie de espinas venenosas ocultas entre el pelaje se rompen, se alojan en tu piel y liberan veneno por tu cuerpo. Lo que sigue a medida que las toxinas recorren el sistema no es nada agradable: un dolor punzante al instante que se mantiene durante los próximos cinco minutos.

Si las espinas penetran alguna región del brazo, el dolor aparece en la región próxima a la axila. Una serie de puntos eritematosos (puntos color rojo) surgen en el sitio donde penetró la espina.

Y aún hay otros síntomas peores por venir: cefalea, nausea, vómito, malestar abdominal intenso, adenopatía, linfadenitis, en el peor de los casos un shock severo y dificultades respiratorias. El dolor se va en aproximadamente una hora y los puntos desaparecen en un día, pero si la dosis de veneno es lo suficientemente grande, los síntomas pueden extenderse hasta por 5 días.

En resumen, ni siquiera vale la pena acercarse a este animal, una de las orugas más toxicas de Norteamérica.

“La rocé dos veces mientras subía a un flotador. Al principio nada sucedió, pero una hora más tarde estaba hiperventilando en el piso del dormitorio. El dolor era insoportable. Me llevaron a urgencias y la morfina no hizo nada”, explicó un internauta que compartió su encuentro con esta oruga.

2 – Oruga “ensillada”.

Con toda la gama de colores sobre su dorso, resulta muy fácil evitar a esta oruga “ensillada” (Acharia stimulea). Pero, si tienes el atrevimiento (o cometes la estupidez) de tocarla, sus carnosas espinas, inmediatamente después del contacto, comenzaran a secretar veneno. El dolor que sentirás es parecido al de una picadura de abeja, pero con un plus de hinchazón, náuseas y erupciones cutáneas que van a durar días.

Probablemente, la oruga que ocupa el segundo lugar en el podio de las más venenosas de Norteamérica y Centroamérica. Las orugas de la familia Limacodidae son popularmente conocidas como “polillas babosas” debido a su lejano parecido con las babosas.

3 – Oruga “rosa picadora”.

Un nombre fantástico para una oruga de aspecto formidable, la rosa picadora (Parasa indetermina) puede encontrarse en bosques del este de los Estados Unidos, el animal no supera los 2.5 cm de largo y es bastante colorido. También pertenece a la familia Limacodidae.

Pero, lo que más llama la atención a primera vista son las protuberancias espinosas rojas y amarillas en sus laterales. Si llegas a tocar estos miembros espinados, las puntas se rompen y generan una irritación en la piel al mismo nivel que la oruga “ensillada”.

Es toxica, pero se considera un miembro importante de su ecosistema. La oruga que se transforma en una mariposa verde y marrón es una especie cuya conservación se considera una preocupación.

4 – Oruga espinosa de roble.

Otra de la familia Limacodidae. La Euclea delphinii no causa mucha preocupación en cuanto a la seguridad, por lo menos no para los seres humanos, pese a que cause erupciones cutáneas con el simple hecho de tocarla. La hinchazón es causada por las protuberancias espinosas repletas con una serie de espinas llamadas ‘caltrop’.

Estas orugas de aproximadamente 2 cm son encontradas en robles y sauces, así como en cerezos, hayas y otros árboles caducifolios.

5 – Oruga de la polilla cinabrio.

Algunas orugas adquieren su toxicidad mediante las plantas de las que se alimentan. Este es el caso de la oruga cinabrio, que se alimenta de plantas toxicas, por lo general ambrosia o artemisa.

Pero la oruga por sí sola no es tan inocente: sus vellosidades provocan irritación en la piel y, si eres sensible, dermatitis urticaria, asma atópica, coagulopatía, insuficiencia renal y hemorragia cerebral. En resumen, resulta ideal mantener distancia de la artemisa y de la oruga que se alimenta de ella.

6 – Oruga procesionaria del pino

Esta oruga (Thaumetopoea pityocampa) lleva como nombre “procesionaria del pino” debido a que se alimenta de pinos y, cuando sale de su refugio de seda para alimentarse, forma “procesiones”, una pegada a la otra. Están cubiertas por vellosidades que, de ser tocadas, causan irritación en la piel.

7 – Oruga procesionaria.

De la misma forma que la procesionaria del pino, estas orugas (Ochrogaster lunifer) viven en un saco de seda, saliendo durante la noche para alimentarse en una procesión. Son un poco más peligrosas para la salud que las primeras.

El veneno que sale de sus agujas es un potente anticoagulante, lo que significa que todo lo que toca esta oruga corre el riesgo de sangrar profusamente (en algunos casos hasta la muerte) por cualquier corte pequeño (incluso por un sangrado interno).

8 – Oruga de la polilla Io.

Encontrada desde Canadá hasta Florida, la oruga de la polilla Io puede encontrarse en muchas regiones de los Estados Unidos, lo que es bastante bueno si quieres ver de cerca a estos animales verdes con espinas en forma de pom-pom. Pero recuerda, no los toques. Las pequeñas espinas, por diminutas que sean, poseen un veneno que puede causar una picazón dolorosa, o hasta dermatitis. Esta oruga pertenece a la familia Saturniidae, subfamilia Hemileucinae, genero Automeris.

9 – Oruga de la polilla Hag.

Si pensaste que la oruga peluche era extraña, dale un vistazo a este animal peludo. Parece un animal de peluche que sufrió algún defecto de fábrica, pero es la oruga de la polilla Hag. También conocida como babosa mono, es fácil de encontrar en los huertos.

¿Y dónde está el peligro? La oruga tiene nueve pares de miembros laterales carnosos con flechas urticantes ocultas. En otras palabras, tócala y quedarás lleno de picazón y erupciones.

10 – Oruga Lophocampa caryae.

Esta oruga de la familia Arctiidae parece ir vestida con un saco peludo para el invierno. La mayoría de las vellosidades que cubren a esta especie son relativamente inofensivas, pero cuatro largos vellos negros, dos adelante y dos atrás, deben ser evitados a toda costa.

Tocar estos vellos puede causar erupciones cutáneas o problemas más serios si por alguna razón logras hacer que toquen los ojos. Y como si los vellos tóxicos no fueran lo suficientemente malos, aparentemente también muerden.

Como curiosidad, esta es otra especie que adquiere su toxicidad a partir de su alimento preferido: algunos frutos secos. También se alimentan de árboles, como el roble y la haya, el olmo y el fresno.

11 – Taturana.

Todas esas espinas no son de broma, son una advertencia. Conocidas simplemente como tatarana o marandová (Lonomia obliqua), basta un simple toque para que su veneno anticoagulante cause dolores de cabeza, fiebre y vómito. Si la persona no es tratada a tiempo, puede sufrir una hemorragia interna masiva, falla renal y hemólisis.

El veneno es tan potente, que ha sido estudiado extensivamente por investigadores médicos para crear un producto farmacéutico equivalente que evite los coágulos (causantes de la trombosis) y otros problemas de salud.

El género Lonomia tiene entre sus representantes a varias orugas toxicas situadas en Sudamérica.

12 – Oruga de la mariposa del cedro blanco.

Una oruga que debe evitarse a toda costa. Con la apariencia de un pequeño cactus con patas, es un problema recurrente en Australia.

Las vellosidades de la oruga pueden causar reacciones alérgicas de picazón en algunas personas, pero no es todo: la oruga acostumbra a vivir en grandes comunidades que atacan en grupo a un único árbol por vez, comiendo hasta la última hoja antes de pasar al siguiente.

Si el árbol se encuentra en el patio de la casa de una persona, cuando llega la hora de cambiar de árbol, la oruga, que también hace procesión, puede entrar en las casa, incrementando las oportunidades de accidentes.

13 – Oruga de la mariposa Buck.

Gracias a la cantidad de espinas que exhiben, ni siquiera dan ganas de tocar a esta oruga. Y es una buena idea, pues cada espina está conectada a una glándula venenosa, que al contacto produce escozor y sensación de quemazón, así como nauseas. Habitan en los troncos de los robles y los sauces, desde la primavera hasta los veranos, en los Estados Unidos.