Durante el embarazo, cualquier precaución es poca, y precisamente a partir de esta paranoia que se genera entre las mujeres embarazadas es que se han instalado muchos mitos en torno a esa bella etapa de la vida. ¿Una mujer embarazada puede tomar alcohol?, ¿Y café?, ¿Qué hay de los gatos durante el embarazo?, ¿Se debe comer por dos? Échale un vistazo a estos 10 mitos y verdades sobre el embarazo.
1 – Durante el embarazo se deben evitar los endulzantes.
En algunos estudios en ratones se ha encontrado que un endulzante llamado ciclamato de sodio hecho a partir de un derivado del petróleo, podría generar daños al feto al ser consumido en grandes cantidades.
Sin embargo, para que se produzca un daño real la mujer embarazada tendría que beber el equivalente a 10 latas de refresco dietético al día. Es decir, algo muy improbable. La mayoría de los estudios científicos al respecto no encuentra mayor problema con el consumo de edulcorantes durante el embarazo, incluso el ciclamato, siempre que sea con moderación.
Pero, si el consumo de esta sustancia te inquieta y no quieres descuidar la silueta, aún tienes un mar de posibilidades cuando se trata de endulzantes que van desde el aspartame hasta la estevia. MITO.
2 – La mujer embarazada no debe tomar café.
Debido a la sospecha de que la cafeína tiene relación con un aumento en las probabilidades de sufrir un aborto, algunas guías médicas (como la Mayo Clinic Guide to a Healthy Pregnancy) y obstetras optan por prohibir el consumo de café durante la gestación. Otros profesionales de la salud son menos estrictos y permiten tomar algunas tazas al día.
Sin embargo, la evidencia donde se relaciona el consumo de la cafeína con problemas en el embarazo y lactancia, entre ellos el daño cerebral, es controversial y poco conclusiva – incluso porque es algo complicado llevar a cabo investigaciones médicas en mujeres embarazadas.
De acuerdo con aquellos estudios más rigurosos sobre el tema, el consumo de tres o máximo cuatro tazas de café al día, resulta seguro. En proporciones superiores a las antes mencionadas no se ha comprobado que surjan problemas, pero a partir de este punto es cuando aumentan las controversias. MITO.
3 – Las embarazadas no pueden consumir antibióticos.
La placenta es el órgano que conecta a la madre y al bebé, además que también se encarga de transmitir los nutrientes al feto. Por esta razón, el bebé se ve expuesto al menos a una parte de casi todo lo que la madre ingiere, con pocas excepciones. Esto puede ser un problema, pero también es posible que no lo sea.
Resulta complicado saberlo con exactitud, pero hay evidencia científica suficiente y aceptada. Si bien muchos antibióticos no representan un riesgo para el feto, otros son comprobadamente peligrosos. Es por esto que resulta de vital importancia que antes de consumir cualquier medicamento se notifique a un profesional de la salud, sólo él está capacitado para evaluar los costos-beneficios de cada caso y recetar el fármaco que resuelva el problema sin afectar al producto. VERDAD A MEDIAS.
4 – Una embarazada debe alejarse de los gatos.
La toxoplasmosis es el principal causante de este temor, una enfermedad provocada por un protozoario que encuentra en los felinos al huésped definitivo: la transmisión de este parásito entre gatos contaminados y humanos se da a través de las heces.
La toxoplasmosis es una enfermedad que suele pasar desapercibida en personas que no están embarazadas. Sin embargo, cuando la enfermedad ataca al feto se pueden generar problemas graves, tales como malformaciones. Para que un gato se contamine con la enfermedad antes debió haber comido ratas o pájaros que presentaban quistes del toxoplasma en sus músculos.
En otras palabras, aquellos gatos que viven al interior de una casa y solamente consumen alimento para mascotas difícilmente serán contaminados. Pero más vale prevenir que lamentar, así que la limpieza de la caja de arena debe quedar a cargo de otra persona. VERDAD A MEDIAS.
5 – Las embarazadas no deben aplicarse crema en el rostro.
A las gestantes se les recomienda suspender la aplicación de cremas anti edad simplemente porque se desconocen los efectos que determinadas sustancias pueden tener sobre el feto, dado que no se realizan pruebas del producto en mujeres embarazadas.
Como en la gestación se produce un incremento en la vasodilatación periférica, es decir, los vasos sanguíneos se dilatan más de lo normal, la piel tiende a absorber en mayores cantidades cualquier tipo de producto. En muchos países existe el agravante de que los cosméticos nos siguen las regulaciones de los organismos de sanidad, lo que hace más difícil el acceso a la formulación completa del producto.
No hay nada comprobado contra este tipo de cremas, pero los médicos frecuentemente suelen recomendar que se suspendan. VERDAD A MEDIAS.
6 – Las embarazadas sienten más calor.
Un embarazo propicia que el metabolismo de una mujer se acelere y la temperatura aumente. Este incremento no es mucho, aproximadamente de medio grado centígrado, pero resulta suficiente para que se experimente más calor. En la última etapa del embarazo, debido al esfuerzo que se requiere para cargar la barriga, esta sensación de calor se vuelve mucho peor. VERDAD.
7 – Una embarazada debe comer por dos.
Aquellas mujeres que alguna vez procrearon y siguieron este consejo, seguramente comprobaron que las cosas no son así. Cuando se tiene un peso normal (con un índice de masa corporal entre 18.5 y 25), se puede abonar a la cuenta del bebé otras trescientas calorías por día. Un par de vasos de jugo de naranja son suficientes para satisfacer estos requerimientos extras.
Al seguir esta recomendación, resulta mucho más fácil acomodarse entre los parámetros de ganancia de peso que se consideran adecuados por la medicina: entre 11 y 16 kg para aquellas mujeres con un índice de masa corporal entre 18.5 y 25. Esto no solamente resulta importante para recuperar la forma después del embarazo, sino también para la salud del bebé durante la gestación.
Las mujeres embarazadas que suben de peso más de lo recomendado presentan un riesgo superior a desarrollar hipertensión y diabetes gestacional, así como complicaciones durante el alumbramiento. Pero tampoco es motivo para volverse neurótica y hacer dieta: subir de peso forma parte del proceso fisiológico fundamental para un buen desarrollo del feto. MITO.
8 – Una embarazada no puede beber (nada) de alcohol.
Aunque parezca ilógico, este tema resulta menos controversial que el de la cafeína, y no precisamente en el sentido que estás pensando. Más que demostrado está que beber en exceso (hablamos de más de 5 tragos de una sola vez) durante un embarazo puede generar déficits cognitivos en el feto.
Sin embargo, a pesar de las controversias y la dificultad de realizar investigaciones sobre el tema, no existe aún evidencia confiable de que una copa de vino o una cerveza al día (sí, al día) puedan generar problemas en el desarrollo del feto. Sin embargo, comer mientras se bebe y la velocidad de la ingesta hace la diferencia. Lo recomendable es acompañar cualquier porción pequeña de bebida con un aperitivo. MITO.
9 – La mujer embarazada no puede fumar.
En este caso no hay polémica. Está más que demostrado que fumar produce afectaciones a la salud de cualquier ser humano por lo que consumir cigarrillos, aunque sea pocos, no trae nada benéfico al feto.
Fumar durante el embarazo aumenta los riesgos de un parto prematuro, problemas con la placenta y bebés de bajo peso. Por si fuera poco, los pequeños también corren un mayor riesgo de sufrir muerte súbita (las estadísticas apuntan a que un 86% de las muertes súbitas de bebés en el Reino Unido son en hijos de madres fumadoras).
La razón de que el cigarrillo provoque tantos daños en el feto no está del todo clara, pero los expertos creen que tiene relación con la nicotina y el monóxido de carbono, que perjudican la oxigenación al feto y pueden provocar daños a la placenta. VERDAD.
10 – El primer trimestre del embarazo es el más peligroso.
Es precisamente en este lapso cuando se presenta la formación de los órganos en el feto. Es decir, durante los primeros 3 meses hay un mayor riesgo de que sucedan enfermedades relacionadas a alteraciones genéticas. Por este motivo se hace énfasis en evitar la medicación, el consumo de bebidas alcohólicas, exámenes de imagen y cosas por el estilo.
Entre 10 y 15% de las mujeres sufren aborto espontáneo hasta la doceava semana de gestación – precisamente por malformaciones en el embrión. Pero no hay que confundir: dichos eventos forman parte de un proceso de selección natural que nada tiene que ver con los hábitos como el exceso de esfuerzo o la actividad física, que incluso en esta fase de la gestación queda a discreción. VERDAD.